Rafa murió ayer por la mañana en su casa de Margodi, en Vespella de Gaià, mansamente, sin dejar de mirar ese mar que le daba vida, según decía, como a los algarrobos. Que le daba sentido a su vida, seguramente.
Fuimos a despedirnos al anochecer y yacía en perpendicular a ese horizonte, o eso nos pareció, rodeado de su mujer, Núria, de su hijo Nil, de sus perros, de sus amigos, de sus cuadros y a sus pies dos matojos o tres de tomillo, de esa farigola de tierra seca que según se va acercando el Viernes Santo va oliendo cada vez más a gloria bendita. Bien bendita.
Hemos pasado mala noche porque ha ido apareciendo Rafa y su música (la música que también sonaba en su honor, frente al horizonte) y los cuadros de los unos y de los otros y entonces hemos entonado un beatus ille patoso porque no estamos para requiems y porque estamos seguros de que el descanso de los pintores es mayor y mejor y cierto.
A todo lo demás, menos a la farigola y a los cuadros, que le den.
2 comentarios:
beatus ille!
"...qui procul negotiis, / ut prisca gens mortalium / paterna rura bobus exercet suis / solutus omni faenore, (...)
Un abrazo.
Publicar un comentario