Me gusta ver como los escritores, pintores u otros artistas, trabajan. De pequeño ya me gustaba ver como algún pintor plantaba su caballete en alguna calle de mi pueblo y se enfrentaba al lienzo o al papel blanco. Me parece también que los pintores de paisajes deben vencer un especial pudor al hacer público : como lo ven y como lo pinta. Es por esto que el proceso de creación, que me parece tan íntimo, siempre me ha producido este morbo tan satisfactorio.
Miquel Barceló ha permitido en varias ocasiones la contemplación de su actividad creativa y a mi me gusta, como también las fotografías que desde hace un tiempo publica el suplemento “Babelia” de El País”, donde se ven los artista escritores en sus despachos. Encuentro estas fotos fascinantes y normalmente procuro repasar todas sus piezas y rincones para encontrar algún significado, como si estuviera buscando alguna musa escondida.
Este íntimo blog entre aparis, manuelallue y servidora me impele la siguient exposición: los antiguos tenderos afirmaban que todo se depachaba, y veo que la cosa sigue así. Soy de las que las fotos de despachos, cartas de escritores, talleres de pintores y demás intimidades de la creación me importan un rábano. Por tanto, aparis, no puedo compartir tu curiosidad sabia y morbosa. Pero también se puede explicar mi desisnterés: en otro momento y en otro lugar, digamos un pelín más íntimo, por favor. En cuanto a las sopas, todas y las de amigo Barceló también, he de decir que estoy como Mafalda la primera vez que viaja al mar. Besos, queridos!
Creo que queda claro que no me gusta Miquel Barceló, aunque no tenga ninguna importancia (ni mi gusto ni su pintura). Pero sí, qué le vamos a hacer, me gustan las fotos de los espacios íntimos de los pintores y de los escritores, aunque estén posando. Me gusta curiosear. Saber que Carmen Balcells usa un Mac, que Esther Tusquets tiene una colección de cerámica popular en una repisa o que Francis Bacon tenía el estudio más sucio del mundo. Porque resulta un consuelo: yo mismo uso un Mac, todavía me quedan dos o tres botijos de Moveros o de La Iglesuela del Cid y, en mi pobre trabajo, soy aún más marrano que uno de los mejores pintores del siglo XX, que no es Miquel Barceló, claro está. A lo mejor, queridos amigos, lo que me gusta es comparar.
Disculpa manuelallué que utilice indebidamente tu espacio y que baje el listón de tus críticas (no soy asiduo a otros blogs y no se si se suelen o deben entablar diálogos), pero quiero decir que el estudio de Francis Bacon, además de sucio y desordenado plantea, creo yo, que el único espacio está en el cuadro. También me gusta el estudio de su amigo Lucien Freud, lleno de trapos que pinta en alguna de sus obras.
A mi me gusta Barceló y me gustan los cuadros, en que es capaz de hacerte estar en un gran espacio, un paisaje infinito, casi al modo de Antonio López, en sus paisajes de Madrid desde los altos. A mi me gusta lo que sale por la tele, no conozco muchos artistas de vanguardia o poco conocidos, porque yo no estoy en las élites como vosotros (y lo estoy diciendo con envidia), yo soy el gran público y sigo el trabajo de los artistas “famosos”.
Por lo que dice Nene, en el sentido de la importancia de conocer el espacio de creación (un pimiento, un rábano…), me confirma que no ha cambiado, que para no dejar nada del tumor, sigue cortando por lo sano.
Comprendo que si compartes la vida con un músico y además el lugar de trabajo, debe ser terrible. Peor con un bombero.
Pues mira por dónde (y ya que estamos en "muy" petit comité, te lo cuento) yo compartí durante unos años un apartamento de cuarenta y cinco metros cuadrados ¡con un pianista!. Que además daba clases particulares, pocas, la verdad, y en sordina. La solución fue no coincidir más que a la hora de la cena y cantar en la sobremesa "Let it be".
5 comentarios:
Me gusta ver como los escritores, pintores u otros artistas, trabajan. De pequeño ya me gustaba ver como algún pintor plantaba su caballete en alguna calle de mi pueblo y se enfrentaba al lienzo o al papel blanco. Me parece también que los pintores de paisajes deben vencer un especial pudor al hacer público : como lo ven y como lo pinta. Es por esto que el proceso de creación, que me parece tan íntimo, siempre me ha producido este morbo tan satisfactorio.
Miquel Barceló ha permitido en varias ocasiones la contemplación de su actividad creativa y a mi me gusta, como también las fotografías que desde hace un tiempo publica el suplemento “Babelia” de El País”, donde se ven los artista escritores en sus despachos. Encuentro estas fotos fascinantes y normalmente procuro repasar todas sus piezas y rincones para encontrar algún significado, como si estuviera buscando alguna musa escondida.
Este íntimo blog entre aparis, manuelallue y servidora me impele la siguient exposición: los antiguos tenderos afirmaban que todo se depachaba, y veo que la cosa sigue así. Soy de las que las fotos de despachos, cartas de escritores, talleres de pintores y demás intimidades de la creación me importan un rábano. Por tanto, aparis, no puedo compartir tu curiosidad sabia y morbosa. Pero también se puede explicar mi desisnterés: en otro momento y en otro lugar, digamos un pelín más íntimo, por favor. En cuanto a las sopas, todas y las de amigo Barceló también, he de decir que estoy como Mafalda la primera vez que viaja al mar. Besos, queridos!
Creo que queda claro que no me gusta Miquel Barceló, aunque no tenga ninguna importancia (ni mi gusto ni su pintura). Pero sí, qué le vamos a hacer, me gustan las fotos de los espacios íntimos de los pintores y de los escritores, aunque estén posando. Me gusta curiosear. Saber que Carmen Balcells usa un Mac, que Esther Tusquets tiene una colección de cerámica popular en una repisa o que Francis Bacon tenía el estudio más sucio del mundo. Porque resulta un consuelo: yo mismo uso un Mac, todavía me quedan dos o tres botijos de Moveros o de La Iglesuela del Cid y, en mi pobre trabajo, soy aún más marrano que uno de los mejores pintores del siglo XX, que no es Miquel Barceló, claro está. A lo mejor, queridos amigos, lo que me gusta es comparar.
Disculpa manuelallué que utilice indebidamente tu espacio y que baje el listón de tus críticas (no soy asiduo a otros blogs y no se si se suelen o deben entablar diálogos), pero quiero decir que el estudio de Francis Bacon, además de sucio y desordenado plantea, creo yo, que el único espacio está en el cuadro. También me gusta el estudio de su amigo Lucien Freud, lleno de trapos que pinta en alguna de sus obras.
A mi me gusta Barceló y me gustan los cuadros, en que es capaz de hacerte estar en un gran espacio, un paisaje infinito, casi al modo de Antonio López, en sus paisajes de Madrid desde los altos. A mi me gusta lo que sale por la tele, no conozco muchos artistas de vanguardia o poco conocidos, porque yo no estoy en las élites como vosotros (y lo estoy diciendo con envidia), yo soy el gran público y sigo el trabajo de los artistas “famosos”.
Por lo que dice Nene, en el sentido de la importancia de conocer el espacio de creación (un pimiento, un rábano…), me confirma que no ha cambiado, que para no dejar nada del tumor, sigue cortando por lo sano.
Comprendo que si compartes la vida con un músico y además el lugar de trabajo, debe ser terrible. Peor con un bombero.
Pues mira por dónde (y ya que estamos en "muy" petit comité, te lo cuento) yo compartí durante unos años un apartamento de cuarenta y cinco metros cuadrados ¡con un pianista!. Que además daba clases particulares, pocas, la verdad, y en sordina. La solución fue no coincidir más que a la hora de la cena y cantar en la sobremesa "Let it be".
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