Primero he pensado en la ilustración y luego en el texto. Casi siempre lo hago así, seguramente por inseguridad o a lo mejor por falta de recursos. Literarios. La cuestión es que he ido a parar hasta la fascinante Angelica de Ingres, que está en el Louvre (¿está en el Louvre?) para ilustrar y de paso titular este post.
Lo que quería decir, pero me ha parecido excesivo como título, es que ¿por qué me seguís leyendo a mí, escasos y encantadores lectores, en vez de a Fernando Castro Flórez?
Me he enterado esta mañana gracias a Jorge, fiel lector y encantador (y reciente) amigo: Fernando Castro vuelve a escribir en su blog. ¡Y de qué forma! Me encanta, me lo paso estupendamente conociendo paso a paso sus aventuras y desventuras en este mundo avieso y da la sensación de que tan privado. Todo lo que cuenta o insinúa sobre su cansancio en, antes y después de ARCO es un ejercicio, equilibrista, de literatura dietarial (¿existe?), bueno, muy bueno. Y muy divertido.
Dense una vuelta por su blog, piadosos lectores.
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