jueves, 22 de noviembre de 2007

AUTOREFLEXIÓN



Fea palabra entre mecánica y gimnástica que me descubre como un fanático de los crucigramas-jeroglíficos diarios del señor Fortuny en La Vanguardia, señor con el que me enfado alguna vez por esos juegos de palabras que tengo que ir adivinando en más de un tranco.

Pero esa no es la cosa. Hace ya bastantes años un conocido galerista portugués se paseaba por los pasillos de uno de los pretéritos ARCO (un pretérito imperfecto), de los de la Casa de Campo, diciendo al que le quisiera escuchar que tenía el stand vacío y repetía, como una salmodia o quizás como una consigna, un “todo vendido” que seguimos repitiendo durante años con una sonrisa francamente torva (porque nosotros no vendíamos nada).

En el estupendo blog de A-Desk Pablo Marte nos contaba ayer la noticia de la Bienal de Sao Paulo, comisariada por Ivo Mesquita, que presentará vacío su pabellón principal, vacío de obras, como “un gesto radical de afirmación de este momento para elaborar y analizar los modelos de bienales y su papel en el mundo contemporáneo”. En un segundo pabellón se alojará una sala de conferencias, una biblioteca y un espacio de consulta vía Internet . La de Sao Paulo, una (y no precisamente una más) entre las casi doscientas bienales de arte contemporáneo del mundo se pone a reflexionar.

Y como somos sensibles y quizás emocionables pero sobre todo cautelosos, nos vamos a aplicar el cuento desde ahora mismo. ¡Y a estas horas!

sábado, 17 de noviembre de 2007

EL ÁNGEL DESENGAÑADO



El día que cumplí diecisiete años mi amiga Cristina me regaló el hermoso ejemplar de Sobre los ángeles de Rafael Alberti que conservo no muy lejos de este teclado y que habían editado cinco meses antes los responsables de la recordada colección Ocnos de la editorial Llibres de Sinera, dos nombres-homenaje a Cernuda y a Espríu, ni más ni menos. La colección nos sorprendió por lo moderna, por lo reciente, por lo inusual, por el formato, por su liviandad y por el aún breve y excelente currículo que incluía a Jorge Guillén (El argumento de la obra), a Lezama y su Posible imagen pero sobre todo el poemario, entonces, en 1970, completo de Pere Gimferrer con una escueta portada color verde oliva y que descansa en mi estantería-relicario, la mejor, junto a don Rafael.

Hacía años que no volvía a leer ninguno de los poemas del gaditano, de esos poemas, que nos encandilaron por ese surrealismo que antes nos parecía feroz y ahora, lo que son las cosas, de una maravillosa candidez. Alberti todavía vivía en Roma, acababa de publicar Roma, peligro para caminantes, la pobre María Teresa ya no se encontraba muy bien, de lo que nos enteramos mucho más tarde, y la edición de Ocnos, de la mano del propio Gimferrer, de José Agustín Goytisolo y de Vázquez Montalbán, nos convirtió en huéspedes de Bécquer, al que ignoramos estúpidamente hasta entonces, clientes de más de un paraíso perdido y habitantes de un cuerpo –poético- que hasta ese momento no nos podíamos ni imaginar escrito ni en español ni en catalán.

Ese ángel desengañado, “quemando los fríos”, nos está ayudando a reconciliarnos con nosotros mismos, que andábamos algo enfadados con el mundo y no por nuestro gusto. Hace dos días que se publicaron en el diario El País y en un tono bastante feo, “filtraciones”, menuda palabra, sobre los candidatos a la dirección del Reina Sofía. Desde la estupenda página de José Luis Brea, salonKritik, nos enviaron ayer un mail con un artículo del propio Brea que nos refiere a un certero comentario de David G. Torres publicado en el blog de A-Desk. Al final de todo eso, de ese afán de listar, de filtrar, de cotillear, al fin y al cabo, de los periodistas que no de los críticos, no es que se enturbie ni se empañe el proceso de selección de la candidatura sino que le resta credibilidad, una vez más, al mundo del arte contemporáneo, lo relega a esas páginas finales de la actualidad donde ya se empiezan a entreverar los embarazos de las modelos publicitarias con el hallazgo de un goya en el cajón de una cómoda o la ampliación del Museo del Prado. Como si se hubiera inaugurado un balneario de lujo o los rumbos del Reina Sofía los fueran a pilotar una cuadrilla de toreros y tonadilleras.

Por eso me refugio (o me justifico) en los libros que tengo cerca desde hace tanto tiempo, que siempre me dejan volver a descubrir algo y que muchas veces me dan la razón: “Que un caballo sin nadie va estampando / a su amazona antigua por los muros”.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

LA DUDA



Hace un momento le comentaba a uno de mis amables contertulios virtuales que a partir de ahora íbamos a hablar, sobre todo, de la duda. Aunque a lo mejor no vamos a hablar sólo de eso. Estamos dudando sobre si hacerlo o no.

Gertrude Stein parece que dudaba. Nos parece que a Picasso le pareció que dudaba. En este mundo tan pequeño que a veces hasta da miedo, en esta aldea en la que parece que todo el mundo se conoce o si no, se sospecha, o si tampoco, se intuye, lo mejor quizás sea contar las cosas no digo con tiento (con cautela e incluso con miramientos) sino a lo mejor proponer la duda antes. Si dudo (si cuento mis dudas) me blindaré un poco más.

A partir de ahora, pues (o a lo mejor no), este blog va a plantear la duda antes que el comentario. Por si acaso.

lunes, 12 de noviembre de 2007

BONJOUR, TRISTESSE



Más que triste estoy asustado. Antesdeayer, el sábado, después de cumplir con mis rituales post-proletarios de comprar la prensa (tres periódicos, tres), visitar a mi chacinera preferida, Rosa, comprarle las monjiles mandarinas a mi amiga Joana, con una sola ene, y tomarme un vermú, sin te ni hache final, con su marido, volví a casa, me arrellané delante del ordenador y pensé una vez más que el tiempo huye pero que, al fin y al cabo, a las penas puñaladas. No me serví otro vermú, me quedé con el que ya llevaba, y una nueva amiga (cercana al prodigio, prodigiosa) me dijo que iba a cocinar un estofado de albóndigas con sepia y alcachofas (¡y a lo mejor setas!) y que me invitaba a comer.

Suelo ser débil pero también bien educado. Por supuesto que acepté la invitación, compré vino (no de esta tierra porque a veces soy bastante mal nacido) y me estuve esperando un rato, apenas media hora, mirando los periódicos y sus suplementos. Cada sábado compro (¿por qué no voy a contarlo si esto es un blog?) La Vanguardia, ABC y El País. Lo primero que abro, lo confieso, es el suplemento ABCD. Y lo primero que miro son las páginas de arte. Y las hojeo y las ojeo, con hache y sin hache. Luego Babelia, y lo mismo, y voy separando el folleto de televisión de La Vanguardia y la revista de cotilleos de ABC. Uno va cerca de la televisión, en la cocina, y la otra al cuarto de baño.

El sábado pasado anoté en un papelito un título para un texto sobre arte o sobre sus tremendos cotilleos para este blog. Y hasta hoy. El título era Estamos envenenados y se refería a la respuesta que el crítico Alberto Ruiz de Samaniego daba a una opinión, larga, espléndida, del pintor Eduardo Arroyo sobre la feria de arte ARCO, sobre sus intríngulis, sobre sus desavenencias y sobre todo sobre sus errores. No voy a linkar nada porque no hace falta.

También, y precisamente en ABC, venía una farragosa crónica sobre los presuntos daños al Guernica que se han cometido (¿acometido?) en un reciente traslado. En fin. Todo esto me pareció, antes de la sepia con albóndigas, una barbaridad.

Después del espléndido estofado, de la mesura en las cantidades (de la desmesura), de la salsa perfecta, básica, sedimental, oscura, estremecedora, la verdad es que no me olvidé pero pospuse al crítico enfadado, al traslado del Guernica, a la feria de arte, a sus pompas y a sus circunstancias.

Hace un rato, dos días después, don Alberto Ruiz de Samaniego, al que no conozco, me ha contestado a un post antiguo con un enfado, una desmesura y una falta de educación bastante notables. Y no le estoy llamando maleducado, Dios y San Juan Bautista de La Salle nos asistan, nos escuchen y nos protejan. Pero no puedo entender su enfado crónico ni en ABCD ni en mi humilde blog.

Normalmente solemos escribir todo esto por una especie (conocida) de narcisismo pero siempre, por lo menos en mi caso, con una fuerte dosis de emoción. Si no, hace rato que estaría viendo C.S.I.


P.S.:

I. Por una vez, y sin que sirva de precedente, el presente texto va a publicarse en ambos blogs que, como quiere el título de uno de ellos, pertenece a ambos siglos, el irónico ya vivido y el irónico por vivir. Y que el dios de la cordura y del buen estilo lo vea.

II. La ilustración es demasiado evidente pero qué le vamos a hacer, nos gustan Deborah Kerr y Jean Seberg tanto como Françoise Sagan, señor Ruiz de Samaniego, y hemos controlado, y mucho, la eses y la erres. Con mucho cuidado.

jueves, 1 de noviembre de 2007

HABILIDADES DE LIDERAZGO



Hace días que la página del Museo Nacional Reina Sofía ostenta en la portada las bases o las condiciones o la propuesta o la invocación o la provocación o el señuelo o el anuncio de la “Convocatoria del concurso internacional para la provisión del puesto de director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía” (sic) “en adelante” MNCARS.

No sabemos cuán adelante nos puede hacer llegar a nuestro Museo, o por lo menos conducir, el próximo director pero tenemos la moral bien alta, la fe inquebrantable, la esperanza intacta y estamos seguros de que no vamos a tener que echar mano de la caridad.

Pero tenemos una duda, señor Ministro, señor Poeta. En el apartado III, que habla de los “Requisitos y méritos de los candidatos” y en el subtítulo e) no se sugiere sino que parece que se exige “Acreditar habilidades de liderazgo, así como dotes para la comunicación y negociación, etc.” Esas habilidades, tantas veces tan sospechosas, se pueden tener, desde luego, e incluso se pueden demostrar. El señor Ministro-Poeta ha demostrado, y bien a la vista de las cámaras de televisión, otras muchas habilidades que no sabemos bien si serían apreciables curricularmente (seguramente sí, tal como están las cosas) pero que por lo menos mueven a discusión y no pasan desapercibidas. Lo que realmente no sabemos es cómo se pueden documentar: ¿ha de haberse editado un manual? ¿poseer un título en una competición deportiva? ¿saberse de memoria los 27 puntos de Falange? ¿o saber recitar de carrerilla el Libro Rojo?. Pero, si así fuera, ¿cómo se puede acreditar?: ¿un documento del padre, madre o tutor, un carta conjunta de los vecinos, una adhesión inquebrantable de los compañeros de colegio, una nota autógrafa del párroco, un volante del Instituto Nacional de la Seguridad Social?

Difícil se lo ponen al candidato/a. Y espero ansioso que, una vez adjudicada la plaza, se filtren los documentos aportados, como sea. Tengo que aprender. Y mucho.