miércoles, 21 de febrero de 2007

SEMANA SANTA



Nos dejamos muchas cosas en el tintero (¿en qué tintero?) en la presunta crónica de ARCO, pero el cansancio no es siempre buen consejero y la tarde del domingo, carnavalera pero profundamente silenciosa en mi barrio, no daba para más.

A toro pasado las cosas se ven (las vemos) de una forma parecida. ¿Por qué vamos a insistir en artistas y galerías, a ahondar en pasiones y odios (nunca es para tanto) y volver a visitar lo ya visitado?. Aunque estemos tentados, muy tentados, de hacer un poco de crónica social (¡esa bufanda asalmonada del señor Calvo Serraller!), nos guardamos las fotos para otra ocasión, para sacarlas a relucir cuando estén desprovistas de ese background gris y pasillil (de pasillo gris) y nos sirvan para ilustrar cualquier ocurrencia del devenir de la temporada. Pues aunque parece que todo ha terminado (consummatus est) después de la Feria, la gente se guarda alguna traca final (o prefinal) y ya se empieza a no estilar eso de colocar a dos artistas desconocidos en el mes de mayo o sacar de los almacenes el fondo de galería para llenar junio y julio.

Dos referencias bibliográficas que nos han parecido importantes para conservar de esa semana, tan santa como la que más: El artículo De la buena cópula de Javier Rubio Nomblot, que nos gusta tanto como escribe, en “ABCD” del sábado pasado. Aunque comienza y acaba un tanto confusamente hablando de las dos ferias, ARCO y ART MADRID, como de dos cónyuges, que copulan pero que deben probar “por el otro lado”, sic (se hace la picha un lío), dice cosas muy interesantes (“la competencia y la diversidad nos enriquecen a todos”), hace un recuento algo parecido al nuestro de hace unos días y da un toque de atención final (“aquí faltan galerías españolas de alto nivel que, por las razones que sean, no están en ARCO…”) y clava la puya, muy certeramente: “…y sobran marchantes y anticuarios”. A todo esto, suponemos que la señora Fernández sabrá de qué feria se está hablando (¿se habrá enterado ya?).

La segunda se trata de un error, que de tan difundido no lo parece. En la estupenda bitácora Libro de Notas, de la que somos asiduos visitantes y fervientes admiradores, aparece hoy la reseña de la entrada de uno de sus colaboradores en su propio blog, Roger Colom, que también nos gusta mucho como escribe pero que hoy se equivoca: “(ARCO) interesa que sea algo más que una feria comercial” y “no estaría mal que se produjera un cambio en cuanto al aspecto educativo que este tipo de ferias pueden potenciar…”). Ha costado mucho (sudor, bastante, lágrimas, unas pocas y sangre, demasiada) consolidar la Feria como un evento comercial, dar a entender a la gente que las galerías, empresas privadas, se gastan los cuartos en promocionar a “sus” artistas enseñándolos en sus sedes, llevándolos a las ferias, incluyéndolos en exposiciones o publicando catálogos porque es eso en lo que creen, aunque tengan una trayectoria histórica, o historicista, o historiadora. Pero siempre con su dinero. Y lo que tienen que hacer es vender para promocionar. Ya está. Lo otro, lo educativo, lo proveedor, es cosa de las instituciones, de los centros de arte y de las bibliotecas. Que hay miles. Del Estado, de los Gobiernos Autónomos, de los Ayuntamientos o de las Universidades. Pero nunca de unas empresas privadas que ya tienen bastante con distinguir los polvos de los lodos, dicho sea sin ánimo de ofender: ni a los lodos ni, desde luego, a los polvos.

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