Hace un rato les he enviado a mis amigos, a algunos, no a todos, ese mismo traje de luces para desearles una feliz Navidad (de luces) y más o menos he hecho una declaración de principios. No tengo nada de lo que esconderme, por lo menos hoy. Mi gin tonic está bastante bueno, estoy a punto de cumplir con casi todos mis compromisos navideños, esta casa no hay quien la caliente pero estoy a gusto, me sigue gustando escribir, los cigarrillos con filtro, los toros, la tortilla de patata, el silencio de mi calle, el café de mi vecina y poca, poquita cosa más. El pasar del tiempo, el devenir, me ha hecho más sedentario, casi monógamo y aproximadamente fiel. Por lo menos a todo lo que he ido aprendiendo en estos años, bastantes ya.
Por eso, ya lo digo en mi mensaje navideño, esta noche en que me siento entre conmovido y despiadado, me atrevo a desearles a todos Ustedes, lectores casuales o fieles o vete a saber, que el año que los altos poetas nos presentaban en carroza, vestido o revestido, según cuando, capitaneado por ese Enero helador y bienaventurado (lo tiene todo por ver), ese año, sea tan luminoso como el traje de alguno de mis compadres.
De corazón, feliz Navidad y un hermoso Año Nuevo.
2 comentarios:
Igualmente!!!
Gràcies Nil.
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