viernes, 23 de mayo de 2008

¡ABSTRACTO!



Leopoldo Novoa, ese gran pintor del que ya hemos hablado alguna vez aquí y allí, me contaba en una sobremesa gloriosa en su casa de Armenteira, hace ya muchos años, demasiados, que en una discusión sobre pintura, en París, y con un interlocutor que no voy a citar, acalorado, acabó su perorata con lo que a él, el pobre y airado contertulio, le pareció un insulto.

Leopoldo le hablaba de colores, de empastes, incluso de perspectivas. El otro, ofendido por su visión, por sus preferencias, por sus citas acabó, insultándole: ¡Abstracto!.

OSCURO Y ABSTRACTO


¿Por qué no seguir citando a mis amigos y parientes antes de volverme loco con las entrevistas de Fietta Jarque y la programación del MACBA o del CGAC? (no es un decir sino varios decires).

Porque en principio en un blog, aunque no lo lea casi nadie, se puede escribir lo que se quiera, aunque luego te salgan respondones (o a lo mejor por eso) pero casi siempre aburridos.

No lo son, aburridos, aunque bastante respondones, Inmoderadamente Moderado, el autor del post que incluye la foto de la ilustración, espléndida, que figura bajo el título In God we trust y que en su pie reza un “Hermanas de la Caridad (Corrales del Vino, Zamora, 1958)”.

Tampoco lo es, ni aburrido ni melifluo, el texto, la confesión, la declaración de principios de Educomelles, un joven recién licenciado en Bellas Artes en Sant Jordi (y más cosas) que me enseña “esa” cara de la moneda. Y de una forma tan limpia.

Pues eso.

martes, 20 de mayo de 2008

INSOMNIO (AJENO)


No suelo hacerlo pero tampoco lo he podido evitar. Como tantas otras cosas. Recomendarles muy vivamente el relato corto de uno de mis parientes, de sobrenombre Ascilto, de vocación más que demostrada y de edad tan temprana que me suele estremecer: su edad, su vocación y también sus intenciones.

El relato se titula Los párpados y se publica en su blog.

La ilustración es, claro está, de Rembrandt, una aguada de bistre con gouache blanco, de 246 x 202 mm., que se conserva en el British. Que duerme en el British, y muy plácidamente.

jueves, 8 de mayo de 2008

+ RAMIRO Y + ANTONIO ("ABRIERON VENTANAS...")


No lo he podido evitar. El cuadro que más me gusta de la serie de ayer de Ramiro Fernández Saus es el número IX y corresponde a la letrilla del mismo número, que está incluida en el Milagro de los pájaros del Cancionero popular de San Antonio de Padua, anónimo del siglo XIX pero seguramente anterior y transmitido oralmente.


Dice así:

Abrieron ventanas / Puertas a la par / Por ver si las aves / Querían marchar. / Antonio les dijo a todos: / Señores, nadie se alarme, / Los pajarcitos no salen / Mientras yo no se lo mande. /
Se puso en la puerta / Y les dijo así: / Hola pajarcitos / Ya podeis salir.


Va por ti, Anton.







miércoles, 7 de mayo de 2008

ANTONIUS IN NUCE SEDENS (Y RESACA Y RAMIRO FERNÁNDEZ SAUS)


Hay cosas tan personales que de puro sabidas es imposible intentar explicarlas sin que te salga:

A. Un ripio (o un mal verso o un pésimo artículo).

B. Un juego erótico que no entiende ni el/la partenair/e.

C. Un propósito de enmienda que ni el apóstol Santiago ni San Antonio, que es nuestro caso, lograrían soportar.

Todo esto viene a cuento de una resaca personal, digamos espiritual y desde luego intransferible que suelo sufrir a finales del mes de abril cuando la Virgen de los Clavos ya hace rato que ha entrado en un presunto museo de Semana Santa, Sant Jordi me ha hecho comprar, siempre, un libro que ni falta que me hace y Enrique Ponce ha vuelto a torear. Cosas del mes de abril.

Por eso, y en plena resaca, cuando el cóctel aparentemente intelectual de gelocatil-astenolit-gin tonic está a punto de hacer su efecto (intelectual), me ha sorprendido encontrarme de nuevo con Ramiro Fernández Saus, un pintor del que no me había olvidado, ni mucho menos, pero al que le había perdido la pista más por desidia que por otra cosa. La otra cosa, claro está, también es la desidia.

Por un lado Marisa Marimón, tan puntual y tan fiel a sí misma, me ha enviado la nota de su exposición en Ourense acompañada por unas magníficas fotos del pintor y de la obra. Y a los dos días, en el Museu de Montserrat, el cenobio benedictino, me encuentro con un catálogo de una exposición del pintor que se había clausurado hacía poco y que antes había estado en la Estampa de la calle Justiniano, la galería de Manuel Cuevas.

La exposición se tituló, en Montserrat y en catalán, El miracle dels ocells (El milagro de los pájaros), y narra (eso es, “narra”) el milagro del joven Antonio que en su Padua natal supo retener a cigüeñas, águilas, grullas y garzas, gavilanes y mochuelos, verderones y avutardas, para que no se comieran los sembrados. Los doce óleos de 50x61, deliciosos, me los hubiera quedado todos. Todos y cada uno. Magníficos exvotos, joie de vivre y hasta joie d’être. Las cosas son así.

Lo que más me divierte de todo esto es la cara de pasmo de alguno de mis amigos. Pero es que, queridos míos, tengo alma de etnógrafo del siglo XIX-principios del XX y el cuerpo, aunque no lo parezca, entretenido en salvar este siglo con saltos no demasiado precipitados. Los míos. ¡Qué le vamos a hacer!

sábado, 3 de mayo de 2008

¿QUÉ HA SIDO DE LOS PINTORES?


Guido Brunetti, comisario de la Questura de Venecia, protagonista de las novelas policiales de Donna Leon, se pregunta eso mismo en la última entrega de la serie, The Girl of His Dreams (en español, Seix Barral, Barcelona, marzo, 2008).

El comisario es un hombre culto, casado con una profesora de literatura norteamericana hija de unos nobles venecianos, habla inglés, no usa pistola y lee a los clásicos griegos y romanos. Al entrar en casa de unos sospechosos, cerca de La Fenice, se fija en uno de los cuadros de la sala, de Primo Potenza, pintor figurativo del que poca cosa hemos conseguido averiguar. Brunetti se pregunta eso y se lamenta de que en las galerías sólo se puedan ver “…instalaciones de vídeo y declaraciones políticas expresadas en cartón piedra.” Al comisario, y a la novelista, seguramente les gusta una cierta figuración y a lo mejor algo más. Venecia es una ciudad que da bastante de sí cada dos años pero que conserva –y exhibe- un background excesivo por el que cada vez es más difícil deambular. O eso parece.

Sólo hemos visto, desinformados como somos y muchas veces como estamos, un cuadro de Primo Potenza que subastó Christie’s en Roma hace dos años, Neve a Venezia, aparentemente bastante bonito, pero hemos leído todas las novelas de la Leon y somos fans absolutos del comisario, de su señora esposa y hasta de los inspectores de la Polizia di Stato. Y también, muchas tardes como esta, nos preguntamos qué habrá sido de muchos pintores. Où sont-ils, signor Brunetti?