jueves, 1 de noviembre de 2007
HABILIDADES DE LIDERAZGO
Hace días que la página del Museo Nacional Reina Sofía ostenta en la portada las bases o las condiciones o la propuesta o la invocación o la provocación o el señuelo o el anuncio de la “Convocatoria del concurso internacional para la provisión del puesto de director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía” (sic) “en adelante” MNCARS.
No sabemos cuán adelante nos puede hacer llegar a nuestro Museo, o por lo menos conducir, el próximo director pero tenemos la moral bien alta, la fe inquebrantable, la esperanza intacta y estamos seguros de que no vamos a tener que echar mano de la caridad.
Pero tenemos una duda, señor Ministro, señor Poeta. En el apartado III, que habla de los “Requisitos y méritos de los candidatos” y en el subtítulo e) no se sugiere sino que parece que se exige “Acreditar habilidades de liderazgo, así como dotes para la comunicación y negociación, etc.” Esas habilidades, tantas veces tan sospechosas, se pueden tener, desde luego, e incluso se pueden demostrar. El señor Ministro-Poeta ha demostrado, y bien a la vista de las cámaras de televisión, otras muchas habilidades que no sabemos bien si serían apreciables curricularmente (seguramente sí, tal como están las cosas) pero que por lo menos mueven a discusión y no pasan desapercibidas. Lo que realmente no sabemos es cómo se pueden documentar: ¿ha de haberse editado un manual? ¿poseer un título en una competición deportiva? ¿saberse de memoria los 27 puntos de Falange? ¿o saber recitar de carrerilla el Libro Rojo?. Pero, si así fuera, ¿cómo se puede acreditar?: ¿un documento del padre, madre o tutor, un carta conjunta de los vecinos, una adhesión inquebrantable de los compañeros de colegio, una nota autógrafa del párroco, un volante del Instituto Nacional de la Seguridad Social?
Difícil se lo ponen al candidato/a. Y espero ansioso que, una vez adjudicada la plaza, se filtren los documentos aportados, como sea. Tengo que aprender. Y mucho.
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2 comentarios:
De hecho lo que parece que debe acreditars ees habilidad mafiosa, saber regatear como en un bazar moruno, o quizás saber navegar entre las veintisiete aguas procelosas que hay entre el PZOE i el PPFETiJONS
Procelosas, tú lo has dicho, por poner algo casi encantador. Lo peor es que la cosa está por los suelos, que no hay maniobra política que logre levantar al Reina después de tantos desastres de gestión. Hubo aciertos, claro, pero nunca, ninguno de los directores del Museo (y al menos uno de ellos fue amigo mío, me hizo un poco de caso, vamos) logró disipar para siempre el olor a formol de los pasillos del antiguo hospital.
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