miércoles, 1 de agosto de 2007

AGOSTADO



Odio especialmente la sensación de vacaciones con olor a frito, a pólvora y a sudor. Y no sólo la sensación sino la realidad del frito de calamares, de la pólvora de las fiestas en honor a la Santa Patrona y del sudor exhibido e incluso ostentado.

El reverso de ese odio no son unas vieiras inodoras napadas con una salsa mínima de algas iziqui y puerros hechos trizas ni el silencio de una parador nacional ni el aire acondicionado a veinticuatro grados. Ni mucho menos. La contraportada de mi diario veraniego la suelo firmar en solitario (estoy empezando a contar demasiadas cosas de mí mismo), en una ruta a contrapelo y recalando en cualquiera de los museos casi solitarios de los que sigo enamorado.

Tengo suerte. No hago nunca planes para mi tiempo libre (si es que alguna vez lo tengo) y me dejo llevar en brazos de compañías añejas de autobuses, la Hispano Igualadina, la Estellesa, Alsa (ya más moderna) y procuro pasar poco calor cuando me paro o, por lo menos, un calor antiguo. Agostado.

Y mientras Nicolas sigue en La Pedrera (y no va casi nadie a verlo), Hogarth en Caixa Forum, el pobre Vincent donde la baronesa y alguna barbaridad más desparramada más o menos por el litoral. No sé si lo contaremos cuando lo hayamos visto. A veces me da la sensación de que todo esto no sirve para nada. Ni para mí mismo. Pero me engaño y me subo en un autobús (yo no conduzco) y me planto donde sea para sentarme a la sombra de los museos en flor, que tampoco está tan mal.

2 comentarios:

civisliberum dijo...

De acuerdo con agostado, no obstante la exposición de Staël suele haber bastante publico, al menos las dos veces que he estado. De todas forma para una buena visita es mejor que exista poco publico que las multitudes que suelen haber los sabados no agostados.
Si te ha gustado Staël, te recomiendo una visita a la Fundació Miró para ver a Sean Scully. Compara , es un acierto que coincidan en el tiempo y lugar.

manuel allue dijo...

He visto la exposición de Scully, por el que alguna vez sentí devoción pero que me sigue admirando. Efectivamente, Civisliberum, es bueno que coincidan dos obsesos por el color y la construcción. O eso me parece.