sábado, 23 de junio de 2007

JESÚS AGUIRRE



Duque de Alba consorte, afirmaba hace muchos años en una entrevista de “El País” (creo recordar), que cuando se levantaba de la siesta, en Liria o en el palacio de las Dueñas, se tomaba siempre un whiskie con zumo de naranja. Desde entonces le hemos imitado por tratarse de una costumbre higiénica, para hacer caso a un eclesiástico, cosa siempre recomendable en cuestiones mundanas y espirituales a la vez, y por aquello de que las pautas que marca la nobleza cultivada o las sigues hasta el fin de tus días o te olvidas de que las conoces.

La anterior noticia sobre Velázquez, Sevilla y Santa Rufina no afecta más que de soslayo a la Casa de Alba. Más o menos. Pero no ha estado mal seguir con la costumbre y, de paso, recordar.

2 comentarios:

Ana Pedrero dijo...

Me quedo con el Bombay Saphire, la tónica y el limón exprimido. Es quizá menos aristocrático, pero más refrescante y digestivo.
Un beso.

manuel allue dijo...

¡Sofisticada! El gin and tonic de Bombay es estupendo y dicen que literario. El combinado preferido de Jaime Gil de Biedma, por ejemplo. + besos.