viernes, 16 de marzo de 2007

JODIDO VIERNES



Queremos transgredir, nos ponemos el delantal del transgresor (del transgresor limpio), el disfraz del luchador impenitente, su disfraz civil, no su uniforme, y no conseguimos nada. Nos proponemos asaltar cunas (es un decir, ¡válgame Dios!), estremecer a las mentes ordenadas, a los espíritus coordinados, y nos quedamos donde estábamos: decimos cuatro tonterías sobre los galeristas, no nos atrevemos con los artistas, cuestionamos pulcramente a los críticos y les deseamos felices vacaciones a los directores de museos.

Así nos va. De buenos propósitos no se vive, de los malos a lo mejor se medra pero de ese espíritu crítico, feroz, que iluminó nuestra salida al ruedo apenas quedan dos crónicas de una feria, otra de una exposición, varias de las lecturas hebdomadarias y, al final, un recuento de nuestros estados de ánimo.

San Carlos Barral, Santa Juana Mordó y, a lo mejor, el beato Oriol Bohigas (de ahí, seguro, no pasa) nos asistan: Iudica me, Deus, et discerne causam meam de gente non sancta.

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