Porque he leído todo lo que había que leer sobre ARCO.
Porque no he estado en la feria. Porque lamento los complejos de mis enemigos,
que aún los tengo, las veleidades de mis amigos, de los que me quedan, y las
frivolidades de la mayoría de los cronistas que se meten de cabeza en la calle
Mayor de este pueblo, que parece que empieza en IFEMA y que acaba, como mucho,
en Doctor Fourquet. Me dan vergüenza.
Por eso me encierro tras esta pantalla para rezar por todos
nosotros. Para volver a ponerme al teclado y dejar que los artistas se acerquen
a mí. A los otros, que les den.
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