Hay que leer cada domingo, desde ahora mismo, la sección domingo festival caníbal del portal SalonKritik un poco como un misal (un poco), nunca como una hoja parroquial y, quien así lo quiera, como las hojas señaladas de un breviario.
El otro día un amigo me decía que mis directores espirituales, para entendernos, eran José Luís Brea y David G. Torres. Ni mucho menos aunque les tenga una cierta devoción ahora que Fernando Castro Flórez se ha vuelto a perder por insondables sendas flanqueadas por Baudrillard y hasta por Jacques Derrida. ¡Qué le vamos a hacer! Es lo que tiene el neocapitalismo intelectual, dicho sea con ánimo de señalar, algo alevoso, y quien se ofenda que se ponga paños calientes. O sea que a leer la sabrosa crónica de hoy de Brea sobre las declaraciones de Borja-Villel, sobre las adquisiciones del Reina Sofía, sobre los beneficios, políticos, de ambas cosas y, en el fondo, sobre la ceremonia de la confusión.
Un buen resumen (o un simple resumen, vamos): que “ya les vale” la compra del óscar domínguez (ya les vale, desde luego, después de tantos cadavres exquis como ya tienen y otras fruslerías) y que ya va siendo hora de que un comité de expertos, o como quiera que se le de en llamar, y no siempre (decimos nosotros) cuajados en la universidades madrileñas, vengan a reordenar un poco todo esto. Insistimos: ya estamos (nosotros) un poco hartos de los anticuarios, por un lado (en el ruedo), y de los comisarios políticos por el otro (detrás de la barrera o, lo que es peor, en el palco de la Presidencia).
Pan, toros y misa de doce. Al salir, una cervecita Mahou y unas gambas con gabardina.
N.: La foto, el famosito y ramplón Mola/No mola del colectivo Miderrota, ha sido tomada por mi proveedora habitual, Ethel Martí, siempre atenta y algunas veces despiadada.
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