sábado, 5 de julio de 2008

PABLO, JOEL-PETER Y LA INFANTA MARGARITA


Excelente la crítica de hoy de J(osep) Casamartina en Babelia, Un viaje de vuelta, donde nos cuenta con una exactitud y una concisión que casi asustan el devenir del Museu Picasso de Barcelona y hace la crónica de su actual exposición, Olvidando a Velázquez.

Casamartina, al que no conocíamos (ahora sí), no sólo escribe bien sino que sabe lo que escribe, tiene que contar, analiza, resume, explica, da en el clavo y se atreve con todo, como debe ser. Desde el análisis, digamos arquitectónico, de los edificios del Museu (“un caótico collage de viejos palacios”) hasta la crítica propiamente dicha de la exposición con pinceladas demoledoras. Desde ese “Manolo Valdés, con sus aburridas seudoantiquités resulta intrascendente”, y lo que sigue, hasta el “Picasso (…) aún continúa siendo el más joven”. Aunque nos sigan gustando muchas cosas de Manolo Valdés (¡qué le vamos a hacer, nos gusta el arte decorativo!) y a don Pablo no le perdonemos según qué (y a Saura muy poco, casi nada).

Hay que ir al carrer Montcada, ver la exposición, saludar a la familia de Felipe IV, darse de codazos con los turistas japoneses pero sobre todo aprender del señor Casamartina, que lo tiene muy claro y además lo cuenta estupendamente.

2 comentarios:

aparis dijo...

Te he hecho caso, hace una hora he vuelto de la exposición i sigo metido en ella. Primero porque meterse en “Las Meninas” es casi lo único que se puede hacer con este cuadro, porque sin darte cuenta estás dentro y segundo porque debe ser “mi cuadro” y uno de los más importantes de la historia de la pintura. Un cuadro que he visto mucho, he mirado mucho y del que he leído bastante. Un espacio imposible : la sensación de estar en medio y unos detalles que fascinan, como el jarrito rojo que le entregan a la infanta.

La obra que haces servir para tu escrito, es de las más crueles que he visto, básicamente por la presencia de una infanta mutilada, como la saga real a la que pertenecía, que en la siguiente generación provocó, si no me equivoco, la guerra de sucesión.

Y lo que más patético me parece del cuadro es el perro atado. Ya no está jugando con los infantes, sino tendido, inmóvil y atado a la infanta.

Es curiosa la terrible belleza del cuadro, como las fotografías de Serrano y me contrasta con el dulce y onírico Ramiro Hernández Saus.

En fin debes seguir siendo tan contradictorio como el arte.

manuel allue dijo...

Me alegro mucho que te haya gustado la exposición (y que estés tan cerca). Seguramente Las Meninas son "el cuadro" aunque desde hace años siempre tiene un japonés delante (en El Prado, ja, ja). Aparte de la broma (facilita) queda el momento mejor contado de la historia (quizás, también, La Lección de Anatomía del doctor Nicolaes Tulp, pero esa es otra historia).

Además, qué quieres que te diga, la capacidad de horror o de ensueño (lo dulce y lo terrible) son muy parecidas. O eso me parece, querido amigo.