domingo, 20 de julio de 2008

ALL WRITING IS PIGSHIT


Estuvimos viendo la exposición de Nancy Spero en el MACBA y salimos exhaustos. Felices pero agotados. Reconocimos algunas obras, rezamos ante otras, nos fuimos enamorando más y más de la vieille dame idigne y sus Artaud Paintings, lo que más nos gusta, de su esplendor, de su descaro, de su panfletismo (o de su panfletez), de su elegancia, de su carmín y su negro de humo, de su obsesión, amantes como somos (y sobre todo como fuimos) de seriar las cosas, coleccionistas de ideas desarrolladas sin fin, obsesionados precisamente por la serialidad.

Tras la primera sala con las piezas, sublimes, de los Codex Artaud, nos dimos un respiro y cometimos la insensatez de salir a una terraza habilitada como bar a recibir todo el sol del mediodía y a comernos un espantoso pastel de pollo à la homenaje al glutamato. Pero estábamos a gusto. La terraza estaba prácticamente vacía y los camareros (un catalán, una sudamericana y un oriental), jóvenes y cargados de amuletos (¿un homenaje a Nancy?) se arrastraban, textualmente, de las mesas al mostrador y tardaron más de treinta minutos en hacerme un café: me dio tiempo a pensar, a disfrutar del calor (me gusta el calor y me gusta pensar al sol, lo que son las cosas), a reconciliarme un poquito conmigo mismo, que buena falta me hacía, y a volver con el ánimo más compuesto y si cabe con más pasión a la segunda de la salas, a devorar las Artaud Paintings llenándome, porque no lo sé hacer de otro modo, de historia del siglo XX, de ese carmín goteante, de la fragilidad del gouache, de la mano zurda trazando los mensajes del escritor, los fragmentos posiblemente del dolor pero seguramente de la angustia (de l’angoisse), de una cierta copro-necrofilia, que puede ser. Pero pintada.

Tardé unos quince segundos en apurar el café y, memorables como somos y tendientes a la melancolía y a la exageración, anotamos en nuestra moleskine (la física y la mental) un I LOVE NANCY!! seguido de una nota que vista ahora la entiendo sólo a medias: “estoy comiendo en la terraza, corre un airecito regular –regularmente calentorro- a rachas: et l’angoisse de l’angoisse… glisse dedans”.

N.: El título corresponde al de una de las Artaud Paintings, gouache y tinta sobre papel, 63,5 x 50.02 cm., de 1969.

La ilustración reproduce una conocida fotografía de Loulou Pastier de las muchas que le hizo al escritor hasta el fin de sus días (el fin de l’angoisse, marzo de 1948).

2 comentarios:

edu comelles dijo...

Pues, debería ir, en homenaje a todas mis queridas exprofesoras de gravado que idolatraban a Nancy Spero, y sus seriados, debería ir...

Otra cosa, diagnóstico jamonero de la doctora Pailins: es peleón.

PD: disculpa la ortografía,

manuel allue dijo...

Siento lo del jamón. Y en cuanto a Nancy, date una vuelta y luego me cuentas (sin prejuicios).