viernes, 7 de septiembre de 2007

LOS PUNTOS (Y LAS LÍNEAS) SOBRE EL PLANO



Tengo tendencia a obsesionarme con algunas cosas. Menos que con las personas, pero en cambio me gusta darle vueltas (a las personas) hasta que me las quito de encima. Miro alrededor, las observo, las sufro y entonces ataco. Suavemente. Sin martirios innecesarios y sin violencia, desde luego.

Habíamos quedado hace un rato en que nuestro ministro de cultura, el César de los Pocos Ingenios, es un poeta mediocre. Escribe, de lo que me he entretenido en leer y bien que lo he padecido, sin ton ni son. Precisamente. Y sobre todo sin son.

Vasili Kandinsky, al que siempre acudimos como a Schönberg o a Scarlatti cuando nos acecha una duda (me refiero a una duda fundamental), escribía entre Weimar y Dessau, hacia 1925, sobre las relaciones entre poesía, pintura y música:

“(…) el arte abstracto” (la poesía, la pintura y la música) “necesita de una forma más precisa que el ate figurativo, con respecto al cual la forma es frecuentemente de importancia secundaria. Me he referido a la misma diferencia cuando hablé del punto. El punto es ----- silencio.”

La cita es bella y por supuesto que debería de ser mucho más larga. De lo que estamos seguros es de que es muy adecuada para nuestro poeta-ministro, nuestro César Ya Hemos Dicho (que) Con Poco Ingenio. Aunque, a lo mejor en un arrebato, el ministro sea capaz de escribir que “mi mano está sobre el desnudo papel de la mesa” o que “el poema y tú estáis en la otra orilla” y que ella (suponemos que la amada o, por lo menos, la deseada) sea “jaula y cebo”, estamos convencidos de que su capacidad de abstracción no tiene límites. Y no se trata de una broma. El límite, como el punto de Kandinsky, señor ministro, es el silencio.

4 comentarios:

civisliberum dijo...

No he leido nada del ministro, pero habra que juzgarle como gestor cultural en lugar que como escritor. De todas formas por el momento ha sido el único de los nuevos ministros/as que no ha hecho ninguna declaración de intenciones, solo cargarse a dos personas y sustituirla. Nada más se sabe de él, parece un "no sabe, no contesta"

manuel allue dijo...

Desde luego que sí, que hay que juzgarlo como ministro, pero no me digas que no nos lo ha puesto fácil con sus poemas. He tenido que buscarlos (no los había leído antes de su ministerio) y he escogido lo peor (más o menos). Al fin y al cabo me gusta transgredir aunque sea en clave irónica. Porque no creo que valga la pena hacerlo de otro modo, al menos en este caso.

Ministros de cultura como es debido fueron Malraux o Semprún. Buenos escritores y buenos ministros. Pero eran otros tiempos, claro.

Montse dijo...

Por qué siempre los más tontos e incultos, ocupan estos cargos, serà que quieren que todos seamos igual de tontos?

manuel allue dijo...

A ver: el señor ministro no es tonto ni tampoco inculto. Me parece un escritor mediocre, ya lo he dicho, pero nada mas (y nada menos). De tonto no tiene nada aunque tenga poco tiempo para demostarlo desde su ministerio, aunque ya veremos. Y de inculto, amiga, tampoco. Esto no quiere decir que me guste. También podía haber puesto que es bajito o que tiene demasiado pelo. Es bajito y tiene demasiado pelo pero eso, qué quiere que le diga, en el ministerio va a dar igual.