miércoles, 11 de abril de 2007
LA TIERRA DE LAS FLORES
Hasta hoy, casi quince días después, casi nadie se ha enterado de la inauguración en la capital de la Tierra de las flores, de la luz y del amor de su Bienal, de la mano del inefable Francisco Camps que lo hizo con un gorro de plumas amerindio y acompañado por el Arzobispo, con solideo y capa pluvial. No tienen remedio. Han escamoteado la identidad de todo un pueblo a golpe de consignas facilonas, al borde del Turia de plata / el cielo turquesa, a ritmo de pasodoble y con el peor de los estilos. Han hermanado la Bienal valenciana con la de Sâo Paulo, que ya son ganas de hermanar, y han coronado la guinda del pastel intercultural invitando a ¡Jordania! como país de adorno, de luz y de amor.
Qué hace ahí Andreu Alfaro, nos lo imaginamos. On Kawara estará por casualidad (su obra). Y todos los demás un lío desde Sergio Belinchón hasta ¿Camilla Marc Chaimowicz?, ¿Yayoi Kusama?, ¿Shin Moon?, envueltos en una exposición infumable que se llama, ni más ni menos, Reflexiones de un pez en el mar profundo.
Carmen Calvo, ayúdanos. Estamos emborrachados de orquídeas y de azahar, ahogados entre el Amazonas de cobre y el Turia de plata. Manolo Valdés, échanos un cable. Miquel Navarro, ruega por nosotros. It scares me.
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