jueves, 29 de enero de 2009

ASÍ ME GUSTA

Pepe Cobo, no muy favorecido en la foto, abre en Madrid un espacio nuevo en un antiguo taller de reparación de coches, según me cuentan en uno de esos noticiarios virtuales a los que estoy suscrito y que leo no digo con avidez pero sí con empeño.

A las puertas del ARCO de la Sra. Fernández, del Artmadrid de la señora, encantadora, Álvarez, María Eugenia (subdirectora) y de la otra que no me acuerdo cómo se llama (ni la feria ni las directoras), don José Cobo parece que es el único heredero de don Fernando Vijande, al que vamos a dejar ahí, como “Chico de la semana”, hasta que nos parezca. ¡Bravo! por don Pepe.

Han pasado muchos años y los listos siguen siendo los mismos. De parecido jaez, vamos. Los tontos, también. Y los mediocres, los estafadores y los incultos, unos pocos.

No nos vamos a hacer mala sangre, ni mucho menos. Celebramos, siempre, lo que hay que celebrar y, además, brindamos por ello.

P.S. La señora de Foster (de soltera doña Elena Ochoa), que se me olvidaba, también abre su espacio multimedia (horrible palabra) para su Ivorypress. Y también lo celebramos: esta noche estamos imposibles.

domingo, 18 de enero de 2009

POR LO VISTO NO HAY CAMINO


En un brillante artículo de Ángel Antonio Rodríguez en el ABCD de ayer dedicado a la exposición There is no road del Laboral de Gijón leo, estupefacto, que el comisario, Steve Bode, toma el título del poema de Machado, “que figura en todo momento en inglés”, según el señor Bode “con el fin de reflejar ese pequeño distanciamiento que siempre acompaña a la traducción y el propósito de conjurar los peligros que entraña el exceso de familiaridad”.

¡Madre mía! Para colmo la exposición se subtitula, claro está, The road is made by walking. O sea que la traducción del verso de don Antonio, tan literal que casi asusta, nos debe de proporcionar un distanciamiento y una levedad que no nos permita estremecernos debido a la familiaridad, tan peligrosa, que encierra sabérselos supongo que de memoria, como la mayoría de los estúpidos que todavía leemos a Machado de vez en cuando.

Pues que se vaya a la porra el señor Bode, que la próxima vez eche mano de Kerouac o cite cualquier diálogo de Easy Rider y así no tendrá que congratularse de los distanciamientos ni que lamentar los excesos de familiaridad.

¡Será!

lunes, 12 de enero de 2009

SANTIAGO SIERRA (DE NUEVO EN ENERO)


Desde el pasado día 1 de enero está en marcha el proyecto Contador de muerte, de Santigo Sierra, instalado en un edificio de la City londinense. Se trata de un contador LED que computa el número de muertes ocurridas en todo el mundo durante este año. La obra funciona como un intercambio por una póliza de 150.000 euros pagadera en el caso de fallecimiento del artista durante el tiempo de exhibición.

Hay una versión on line en la web del artista: http://www.santiago-sierra.com/200901_1024.php

La ilustración corresponde a la fotografía en b./n. 8-Foot Line Tatooed on Six Remunerated People, de 1999.

domingo, 11 de enero de 2009

LAS COSAS DEL QUERER


Hacía tiempo que no me asomaba a esta ventana, ni real ni virtualmente, pero es que las cosas del querer (la Navidad, el trabajo y el dinero: el desasosiego, en fin) es lo que tienen. Aunque he recolectado más de treinta papelitos llenos de notas manuscritas sobre esto y aquello que al final he acabado por romper.

O sea que ni el libro de Miguel Marcos, ni la entrevista a Borja-Villel (¿o eso sí?), ni las celebraciones “ad honorem” y en torno a Helga de Alvear ni una sóla exposición vista deprisa y corriendo.

Pero la cuenta atrás ya ha empezado. Queda justo un mes para ARCO y para la otra feria que la señora Fernández no sabe cómo se llama (o a lo mejor ahora ya se ha enterado) y para los fastos madrileños, en fin, en torno al día de San Valentín que no en vano es el patrón de los enamorados.

Enamorados de nosotros mismos (preocupados, más bien), no le hemos deseado felicidad para el año nuevo a nadie. O casi. Pero es que no deseamos felicidad. Deseamos, una vez más, cordura. Que no rima, ni mucho menos, con desmesura.

Pues eso.