jueves, 24 de julio de 2008

TWOMBLY CON PUNTILLAS

Menudo palo le pegó nuestro crítico preferido, Fernando Castro Flórez, a la exposición de Cy Twombly en El Prado el sábado pasado en ABCD. A la exposición, al pintor y de paso al museo.

Hemos tardado unos días no por prudencia sino porque se me acumulan las sorpresas y, de verdad, no da tiempo. Silvia Pinal está “inquieta” por la hospitalización de su nieta. Y tendremos que hablar de Viridiana, digo yo. A las galerías les ha dado por inaugurar exposiciones serias en el mes de julio, en Barcelona Nancy convive con Picabia, con Man Ray, con Duchamp y con el turbulento y apasionante Olafur Eliasson, en Barcelona y en la Fontana d’Or de Girona, el gazpacho no se hace solo y la escalivada menos, el calor aprieta a mediodía y hay que cerrar los balcones por las tormentas… En fin, un verano inquietante que me parece maravilloso (el verano, a pesar de cuatro o cinco pesares, siempre me parece maravilloso).

La cosa es que don Fernando se despachó a gusto con la exposición de Twombly. Y le entiendo. Todavía no la hemos visto pero vamos a correr en cuanto se enfríe la escalivada y se nos apacigüen el estómago, primo, y las ideas, secondo.

La frase que más me gustó de la crítica de Castro Flórez fue la del segundo párrafo, al principio, cuando dice que “Twombly ha sido el elegido para esa primera okupación de una planta entera del edificio que Moneo perpetró como ampliación.” Perpetrar es un verbo tremendo pero útil, como la mayoría de los verbos. Y como alguno de ellos, envenenado.

Lo demás lo entiendo aunque no estoy de acuerdo. Tengo que ver los cuadros colgados (sólo he visto fotos) para saber cuán farragosos son (o cuán farragosos resultan), si realmente son “pinturas desanimadas” y si efectivamente son “más anodinos que sublimes”. Entiendo que a Castro no le guste Zugaza, el director del Prado, incluso que no le guste Moneo (a nosotros sólo nos gustan el museo de Mérida y el Colegio de Arquitectos de Tarragona), pero no comparto la insinuación, después de mostrar sus respetos al pintor, del “ánimo anticuario” y, lo dice, lo dice, de ese amaneramiento y de que “sus “referencias” tienen algo de evocación cultista o de guiño de complicidad alejandrino”. Europa vista por un yankee, vamos.

Vamos a ponerle una velita encendida, titilante a la brisa mediterránea de la tarde, a Cy Twombly y otra a Fernando Castro, un poco más atlántica, más verdosa, de allí donde el sol se pone por el mar.

N.: La ilustración pertenece a la obra de Cy Twombly Apollo, de 1972, un óleo y grafito s./ papel de 150 x 134 cm., pertenece a una colección privada y tiene un © de Cy Twombly y de la Gagosian Gallery. Además, nos parece de un esplendor ni cultista ni amanerado que a lo mejor, treinta y seis años después de ser pintada, justifica todo lo justificable. Después del esplendor (me estoy poniendo pesado) no siempre viene la decadencia. En fin.

lunes, 21 de julio de 2008

WRITE IT DOWN


Para seguir con las frases y con las recomendaciones nada mejor que visitar el espléndido blog de Álvaro Ceballos Viro, Semanario de Literatura Recreativa (sale los domingos), y su última entrega, de ayer mismo, Las novelas del campus y el campus, donde recoge una frase estupenda del profesor Frank Kelleter: «This is your entire business: to write about things you don't have any idea about».

Pues eso.

domingo, 20 de julio de 2008

ALL WRITING IS PIGSHIT


Estuvimos viendo la exposición de Nancy Spero en el MACBA y salimos exhaustos. Felices pero agotados. Reconocimos algunas obras, rezamos ante otras, nos fuimos enamorando más y más de la vieille dame idigne y sus Artaud Paintings, lo que más nos gusta, de su esplendor, de su descaro, de su panfletismo (o de su panfletez), de su elegancia, de su carmín y su negro de humo, de su obsesión, amantes como somos (y sobre todo como fuimos) de seriar las cosas, coleccionistas de ideas desarrolladas sin fin, obsesionados precisamente por la serialidad.

Tras la primera sala con las piezas, sublimes, de los Codex Artaud, nos dimos un respiro y cometimos la insensatez de salir a una terraza habilitada como bar a recibir todo el sol del mediodía y a comernos un espantoso pastel de pollo à la homenaje al glutamato. Pero estábamos a gusto. La terraza estaba prácticamente vacía y los camareros (un catalán, una sudamericana y un oriental), jóvenes y cargados de amuletos (¿un homenaje a Nancy?) se arrastraban, textualmente, de las mesas al mostrador y tardaron más de treinta minutos en hacerme un café: me dio tiempo a pensar, a disfrutar del calor (me gusta el calor y me gusta pensar al sol, lo que son las cosas), a reconciliarme un poquito conmigo mismo, que buena falta me hacía, y a volver con el ánimo más compuesto y si cabe con más pasión a la segunda de la salas, a devorar las Artaud Paintings llenándome, porque no lo sé hacer de otro modo, de historia del siglo XX, de ese carmín goteante, de la fragilidad del gouache, de la mano zurda trazando los mensajes del escritor, los fragmentos posiblemente del dolor pero seguramente de la angustia (de l’angoisse), de una cierta copro-necrofilia, que puede ser. Pero pintada.

Tardé unos quince segundos en apurar el café y, memorables como somos y tendientes a la melancolía y a la exageración, anotamos en nuestra moleskine (la física y la mental) un I LOVE NANCY!! seguido de una nota que vista ahora la entiendo sólo a medias: “estoy comiendo en la terraza, corre un airecito regular –regularmente calentorro- a rachas: et l’angoisse de l’angoisse… glisse dedans”.

N.: El título corresponde al de una de las Artaud Paintings, gouache y tinta sobre papel, 63,5 x 50.02 cm., de 1969.

La ilustración reproduce una conocida fotografía de Loulou Pastier de las muchas que le hizo al escritor hasta el fin de sus días (el fin de l’angoisse, marzo de 1948).

viernes, 18 de julio de 2008

JORGE SEMPRÚN


El escritor estuvo ayer en Gijón invitado por la Semana Negra y, en charla con Ángel de la Calle y Paco Ignacio Taibo, pronunció, más que dijo, una de las mejores frases del año si no de la década: “Todo lo que está en los libros es verdad porque el autor se lo ha inventado”.

Más brillantez.

N.: La ilustración corresponde a una fotografía, espléndida, cuyo autor desconocemos y que hemos encontrado en el interesante blog Authomatic for the people que publica desde México D.F. Salvador García , un letraherido al que le gustan Juan Rulfo, Wim Wenders y Creedence Clearwater Revival, y que acabamos de descubrir (gracias a Semprún).

martes, 15 de julio de 2008

BUILDING FOR MUSIC


La colección del MACBA ha puesto desde hoy a disposición de cualquier curioso impenitente una de las primeras obras radiofónicas de Juan Muñoz, Building for music, realizada en 1993 en colaboración con el compositor Alberto Iglesias.

La obra, que dura 29 minutos con 23 segundos (se puede descargar el podcast desde la página Ràdio Web Macba), fue presentada en el "Sonsbeek 93" (Arnhem, Países Bajos), una exposición de escultura al aire libre que tiene lugar en una de las ciudades más castigadas durante la Segunda Guerra Mundial. Con continuas y continuadas citas literarias, arquitectónicas y musicales (Alvar Aalto y la Quinta Sinfonía de Sibelius, Le Corbusier y una obra que no hemos identificado –nos lo pone difícil- de Edgar Varèse) vale la pena perderse con la voz (las voces) profundas y claramente radiofónicas aunque hay que tomárselo con calma. Quince minutos a la hora de la siesta (al levantarse) y otros quince a media tarde.

Muy brillante.

lunes, 14 de julio de 2008

MEDINACELI

Ando a vueltas con don Miguel de Unamuno, releyendo, práctica que siempre he considerado veraniega, y no sé por qué, y me encuentro con sus artículos en El Sol y en Ahora, de los años 30. Habla de Castilla porque ya vivía en Salamanca y se ve que le gusta y también le cuesta cruzar y descruzar desde la Raya hasta Aragón, despistándose a veces por La Mancha, pero sólo despistándose.

No son grandes artículos ni tampoco serían un alto ejercicio de estilo pero están bien escritos y usan y hasta gastan palabras que ya ha olvidado todo el mundo, porque somos olvidadizos, ingratos con la lengua y hasta diría que traidores. Cada vez usamos menos palabras y por eso tenemos que inventarnos otras y exportar las menos amables. Pero eso es otra cuestión.

Don Miguel se pasea “Por las tierras del Cid” con la bandera republicana atada al cinto (es una imagen, claro está) y se apea en Medinaceli para recordar a Machado y “aquellas tierras tan tristes que tienen alma” y para dejarnos, como quien no quiere la cosa, una frase memorable: “Se van arrumbando las ruinas que son Medinaceli, porque hasta los muertos se mueren”.

Hace dos días que ha amanecido fresquito en este rincón (rincón abierto) del Mediterráneo donde el fresquito mañanero es cosa de más tarde, cuando la Exaltación de la Cruz, más o menos, con las Vírgenes ya assumptas y tras las dos primeras tormentas. Por eso me he acordado de Medinaceli y he rebuscado donde don Miguel y le sigo guardando luto a Pepe Arense y me entran ganas de volver a mirar esas tierras tristes desde el arco para que se me caiga encima parte del siglo XX, de repente: Caneja y Solana, sobre todo, y no toda esa serie de mentecatos que no hacen más que marear. Un poco abrigado y tras un desayuno contundente.

sábado, 5 de julio de 2008

PABLO, JOEL-PETER Y LA INFANTA MARGARITA


Excelente la crítica de hoy de J(osep) Casamartina en Babelia, Un viaje de vuelta, donde nos cuenta con una exactitud y una concisión que casi asustan el devenir del Museu Picasso de Barcelona y hace la crónica de su actual exposición, Olvidando a Velázquez.

Casamartina, al que no conocíamos (ahora sí), no sólo escribe bien sino que sabe lo que escribe, tiene que contar, analiza, resume, explica, da en el clavo y se atreve con todo, como debe ser. Desde el análisis, digamos arquitectónico, de los edificios del Museu (“un caótico collage de viejos palacios”) hasta la crítica propiamente dicha de la exposición con pinceladas demoledoras. Desde ese “Manolo Valdés, con sus aburridas seudoantiquités resulta intrascendente”, y lo que sigue, hasta el “Picasso (…) aún continúa siendo el más joven”. Aunque nos sigan gustando muchas cosas de Manolo Valdés (¡qué le vamos a hacer, nos gusta el arte decorativo!) y a don Pablo no le perdonemos según qué (y a Saura muy poco, casi nada).

Hay que ir al carrer Montcada, ver la exposición, saludar a la familia de Felipe IV, darse de codazos con los turistas japoneses pero sobre todo aprender del señor Casamartina, que lo tiene muy claro y además lo cuenta estupendamente.